En el festival Flamenco Madrid se ha despedido la danza con un ARTISTA, con mayúsculas, sobre el que la vanguardia y el buen hacer de antaño se dan la mano. "Siete Balcones", como las siete estrellas de la bandera de Madrid, han brillado más flamencas que nunca en el Fernán Gómez.
Un catalán llenó de azahares andaluces, esos balcones inundando la sala de intensas fragancias, que ni los mejores perfumistas parisinos pudieran recrear... En cada estrella, una ciudad, y claro esta que en una de ellas, Madrid, fue un lucero, pues no se puede con tanto arte respetuoso, recitando después de una Soleá que ha quitado la respiración, hacer un homenaje tan profundo a ese chotis, dibujando sobre una baldosa el arte de la Gran Vía, y de los grandes de la Tauromaquia que por nuestro Coso pasaron.
Hay bailarines que quieren ser flamencos con coreografías complicadas y zapateados interminables, ahora, cuando un Artista utiliza para nutrirse la danza académica, no olvidemos que Carmona bordó en el 30 aniversario del BNE la dificilísima Alborada del Gracioso de Bizet, con coreografía del Maestro José Granero, ni más, ni menos; toda esa sabiduría, esperando en su baile el tempo musical en un ¡relevè! que quita la respiración del entendido y del que no lo es.
Y, si debemos agregar que todo el conjunto estuvo a su altura, cantaor y cantaoras de exquisita raigambre, que hasta en el final pusiera guinda, una sola guitarra, Una Sola...con arpegios que arañaban el alma, recorrieron por sus venas, sangre oxigenada RH Flamenca. Y su baile, el de un tío de los pies a la cabeza, que Gloria da verle bailar con exquisita masculinidad, OLE!
De esos balcones, escuetamente dibujados a modo de preámbulo, Cádiz y sus Alegrías, en donde las olas mecen compases, tanta bravura aunque muy agradecida por el público, no puede convertir en tsunami ese rocío de las rompientes de la Bahía Gaditana, sino cuidarlas con arrullo por este palo de Cádiz, pero de mas esta decir que magistral fue el movimiento de Mantón arropando luego por Jerez a esa Bulería de Carmona, que durante todo el espectáculo hizo música y no sólo virtuosismo con sus pies, siendo total por derecho en ese baile por Soleá, que como lo señoritos de Córdoba, supo poner majestad y señorío con sombrero de ala ancha, como esta "mandao". No se puede rematar con más arte el cante excelso, ofreciendo cánones no solo de vanguardia con braceos de vértigo, sino también de buena cuadratura de riñón como los antiguos maestros, demostrando el mucho estudio que con gran facilidad ofrece, respetando y enalteciendo el arte flamenco.
La luz acompañó cada paso y cada postura con exagerada exactitud lo cual es de agradecer, con el consabido poco tiempo de montaje, arropando con mimo una historia de Balcones muy bien entramada, que nos conduce con buenos aires mediterráneos en este Madrid sofocante.
Mientras que los políticos no acaban de comprender la grandeza de nuestro arte, La Danza Española escribe y pisa con tacón y castañuela, aunado 7 ciudades con este arte universal de nuestra Cultura que por desgracia, siempre es mas allá de los océanos valorada.
Ahí va el guante, y ole por los grandes Artistas, gracias Carmona, que empezando con la rumba catalana, esa que habrás escuchado de niño y que movió tus sentidos para ofrecernos con elegancia y sin aspavientos, emoción, esa que ni este YouTube, ni los vídeos ofrecen, y que ponen los pelos de punta en directo de esos que seguimos y apoyamos y seguimos apostando por este El Arte, NUESTRO Arte, La Danza Española.
CARLOS VILÁN
(Fotografías, Jesús Robisco -cabecera- y Emilio Tenorio, siguientes)