Algo está naciendo en el Teatro Mira de Pozuelo. La Compañía de Antonio Najarro última los detalles de una producción histórica titulada “La Argentina en París”. Se compone de dos ballets estrenados a finales de los años 20 del pasado siglo: "El contrabandista" de Óscar Esplá y "Sonatina" de Ernesto Halffter.
Hoy, día de invierno frío y gris, todo cambió cuando traspasamos la puerta de artistas del teatro. Y es que detrás del telón fluye la vida, habita el mundo de la imaginación que se hace real. Nos sentimos grandes privilegiados de compartir instantes de ese momento.
El estreno tendrá lugar el próximo 8 de enero en la Fundación Juan March de Madrid, y estará en cartel hasta el 14. Posteriormente, viajará a Valencia -23 y 24 de febrero-, pues se trata de una coproducción con el Palau de Les Arts, rindiendo homenaje al compositor alicantino Óscar Esplá.
Antonio ensaya con Tania Martín, Alejandra de Castro y Lucía Cardeñoso, "Sonatina". Se fija en cada detalle con total entrega, como si nada existiera más allá. Cada milímetro y expresión de movimiento quedan conformados con enorme trabajo; Rubén Carreño nos enseña piezas del vestuario diseñado por Yaiza Pinillos que son una verdadera joya...
-¿Qué tal estáis?
-Ahora muy liados, tenemos poco tiempo de montaje y estamos a tope.
-¿Cuál es la escena que estais ensayando?
-La Escena de las Doncellas de "Sonatina", se llama Rigodón de Sonatina.
-He visto el vestuario diseñado por Yaiza Pinillos, y me he quedado extasiada.
-Mi elección de contar con Yaiza Pinillos es por el conocimiento que ella posee sobre volúmenes que acompañan el movimiento de danza española, que es algo muy específico. Y porque sabía que a Yaiza actualizar el vestuario histórico le va como anillo al dedo. El resultado ya los has visto.
-Los trajes y los tocados son una maravilla, me he sentido como si visitase una exposición de arte ¡Qué imaginación!
-En este caso, Yaiza se ha inspirado en los diseños de Salvador Bartolozzi (El Contrabandista) y Mariano Andreu (Sonatina) del año 1929. Gracias a los archivos de la Fundación Juan March se conservan algunos originales y fotografías de la propia Antonia Mercé.
-Cuéntame sobre el espectáculo.
-Se ha elegido llamarlo “La Argentina en París”, y consta de dos ballets “El contrabandista” y “Sonatina” que fueron concebidos por Antonia Mercé, la Argentina, para su compañía que ubicó su sede en la capital francesa.
-¿Qué opinas sobre lo que trataba de hacer Antonia Mercé con su compañía de “Ballets Espagnoles”?
-Es evidente, ahora que me he sumergido de lleno en aquel mundo del que casi ya nos separa un siglo, que su objetivo era elevar la danza española y difundirla entre los altos círculos artísticos desde la que se consideraba entonces la capital cultural del mundo. Supo dotar a sus ballets de una estética muy depurada. Asumió el riesgo de enfrentarse a un página en blanco y escogió para lograr la plasmación de sus ideas a los mejores creativos, tanto músicos y escritores como diseñadores de decorados, vestuario, escenografías... En estas obras contó nada menos que con dos compositores de la categoría de Óscar Esplá y Ernesto Halffter.
-¿Cuál es el orden en que los vais a recrear?
-Los dos ballets van seguidos, enlazados por un entreacto musical. Primero representamos “El contrabandista” y continuamos con “Sonatina”.
-¿Cómo es tu “contrabandista”?
-Lo he respetado en su trama tal y como fue. Lo que sucede es que “El contrabandista” ha tenido una recuperación musical muy compleja porque la partitura original estaba destrozada. La Fundación Juan March ha acometido el valioso proyecto de rescatarla.
-¿Quién ha rehecho la partitura?
-El director musical de la obra, Miguel Balsega, ha realizado la magnífica labor de transcribir la partitura original a piano. Yo, me permití sugerirle añadir dos instrumentos: el violonchelo a cargo de Sergio Menem y la guitarra clásica y flamenca de José Luis Montón.
-Resúmeme el argumento.
-Es muy sencillo. La acción transcurre en un cortijo andaluz situado en la Granada del año 1.850. El contrabandista huye de los guardias, busca cobijo en las faldas de la Condesa Madre (Alejandra de Castro) y al final surge un romance con la Condesita (Cristina Carnero). Es para 8 bailarines, intervienen mozos, mozas, guardias, algunos hacen dobles papeles… Tiene como unos veinte minutos de duración y las proyecciones que lo acompañan están inspiradas en decorados de la época.
-Y a continuación de “El contrabandista” pasamos a “Sonatina” ¿Son muy diferentes?
-El contrabandista es mucho más flamenco, mucho más de tierra que “Sonatina”, así pasamos de un cortijo andaluz a un mundo totalmente onírico.
-¿De qué trata “Sonatina"?
-Una princesa melancólica sueña con el beso del príncipe. Las doncellas de su corte intentan distraerla y llevan a la Pastora y la Gitana para que bailen ante ella. Otros personajes de la obra son el príncipe, sus lacayos y el dragón, que es la mascota de la princesa.
En el libreto original, solo participaban bailarinas, que interactuaban con marionetas. Así, la Pastora y la Gitana, los interpretaba Antonia Mercé, y las doncellas eran sus bailarinas, pero el Dragón, la Princesa y el Príncipe eran marionetas.
-¿Has utilizado marionetas en tu versión?
-No, son todo bailarines. La Pastora tiene una danza que está interpretada por Tania Martín; la Gitana por Lucía Cardeñoso; la princesa es Cristina Carnero y el príncipe, Carlos Romero; el Dragón, Daniel Ramos. Y lo que he hecho es cambiar la estructura y el orden de temas. Por ejemplo, hay un número titulado Giga que en el ballet original lo interpretaban las doncellas y, en este caso, lo interpreta el Dragón. Aunque, naturalmente, la Danza de la Pastora la baila la pastora y la Danza de la Gitana la interpreta la gitana. Ya lo veréis.
Es todo en un tono muy dramático, muy melancólico y sobre todo muy estético.
-Mucha suerte. Lo que vemos nos encanta. Además, no es la primera vez que rescatas un ballet en un proyecto de la Fundación Juan March.
-Estos proyectos de danza creados por la Fundación, cuyo objetivo es la recuperación de obras históricas, comenzaron con “La romería de los cornudos” que tuve el honor de coreografiar, y luego “La Noche de San Juan” que hizo Antonio Ruz. Estoy muy feliz de sumergirme en este mundo fascinante del pasado, rescatando algo que nunca debió perderse.
MERCEDES ALBI
Fotografías de Gabriel M. Olivares
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